Alrededor de la figura de Nureyev, "El bailarín" expone una semblanza verosímil de la vida y características del genio de la danza, que salió pitando, escapó de la URSS cuando tuvo oportunidad, en vista de la inquisitorial represión del régimen, el aislamiento, la tenebrosa tutela y las demás lindezas de las que, por increíble que parezca, todavía quedan obtusos y tramposos que las festejan y tratan de disculpar con subterfugios y camelos por demás hipócritas.
Brillante de música, con imágenes y secuencias imponentes de las facultades del artista y alternando con recuerdos de un origen humilde y proletario/campesino, agravado por las penurias sangrantes de la guasa aquella de los planes quinquenales y el comecoco de la basura soviética, van trazándonos el perfil del protagonista que, por otra parte, no carece de la soberbia, la cabezonería independiente y las salidas de tono que no cabe descartar en semejante elemento, con el divismo a cuestas, pero también con el gigantesco esfuerzo y la pasión por el arte inherentes a su talla excepcional.
Depende de Ud., pero si lo que quiere es alejarse del aluvión de "cosas" contemporáneas que heredan la saga de las payasaditas de Landa etc., Nureyev es una opción.
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