viernes, 31 de mayo de 2019

El puto amo, como ahora dice la juventud, y su curiosa forma de "practicar la elegancia social del regalo"

La borrascosa barba que te adorna
enmarcando tus broncos anatemas
es apenas el turbulento emblema
de tu comportamiento, que abochorna.
Un orco me pareces. Otras veces,
si no fueras tan rústico y grosero,
Coppola ficharía tu palmito
para filmar, dudoso, algún refrito
de camorra y trabucos naranjeros.

¿Qué bastas maniobras,
qué obras públicas vastas,
qué cazurro tesón alpargatero
te mantienen ahí?
Decorando con fuero majadero
tapias municipales y paredes
con tus ídolos rancios y rojeras,
no hay tópico pendiente que no quede
reflejando, tardío, tu quimera.

Residuo terminal de la caverna:
¿hasta cuándo pondrás a tus paisanos
por encima la pierna?

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