(En el cine San Vicente de
Sevilla, siglo XX, años sesenta, repetíamos dos, tres veces aquel film inolvidable.)
Que sí, que
demasiado lo sabemos,
que a todos
nos espera y ni siquiera
tanta hermosura
como fue la tuya
se merece el
perdón de su guadaña.
Pero ese filo
que no discrimina
y te elimina
con tan malas mañas
no podrá
conseguir que se nos borre
tu resplandor
anclado en la retina
de los
espectadores más devotos
que fuimos
del encanto y el talento
que derramó
tu estela de cometa:
magia de
estrellas, bello y triste cuento,
embeleso remoto
de sedientos
frente a la
mar, con la arena y el viento,
Chica con la maleta.
Me gusta tu facilidad para escribir. Un abrazo
ResponderEliminar