miércoles, 6 de noviembre de 2024

A los ocho días

 

Quienes por esta vez nos hemos escapado de la ruleta de la muerte y la destrucción, estamos con los pelos de punta y el ánimo por los suelos.

Con lo que nos muestran por televisión, esa realidad que la catástrofe iguala con la guerra, es imposible hacerse cargo de cómo están, de cómo se sienten las personas allí.

Es como si no se fuera a resolver nunca, como si no fuera posible poner de nuevo todo aquello en pie.

Las declaraciones de los entrevistados por los reporteros -ellos mismos, consternados- que allí se desplazan son estremecedoras.

Para colmo, con crueldad absoluta, está habiendo pillaje, saqueos, incluso casos de especulación con según qué precios de lo más básico.

En el origen y en las consecuencias de este espeluznante desastre hay demasiados culpables y demasiadas negligencias y desahogos imperdonables.

Va a ser larguísimo y durísimo. Y como mínimo, convendrá tener memoria.

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