-¿Conque tóxico y mariquita?
-Y me quedo corto.
-O sea que lo de la corrección política…
-Esa es una frivolidad de lo más cursi; y
una inconvenientísima manera de manipular, de camino que se enmierda todo. Con
los disimulos hipócritas usurpando la bondad, la verdad y la belleza del idioma, siempre iremos a peor.
-De modo que lo de “tóxico”…
-Vale por andar mezclando con la sarta
incansable de mentiras dosis de venenito disfrazado, de marrullerías y
subterfugios que procuran blindarse en el escondrijo de cualquier grieta legal
que tolere un despropósito, una injusticia, una barbaridad pendiente de
bisturí.
-Y lo de “mariquita”…
-Lo veo apropiado para el ridículo de un
vanidoso afantasmado: imagínate, lidiar con un desecho de tienta que a lo más
que llega es a cobardear en tablas…
-¡Castizo y olé!
-Ya. Pero si Dalí levantara la cabeza…
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