viernes, 14 de noviembre de 2014

¿Qué hay de nuevo, viejo?



Lo de todos los días.
Las tarjetas sin control por allí y por allá. Y es que hasta el Presidente del Congreso, con toda su apariencia sesuda e importante, da largas melifluas y no ve (¡hay que joderse!) la necesidad, claro. Para ellos; los de a pie, en cambio, vigilados ya no con lupa, con microscopio.
Los jueces que no dan alabastro, con cienes y cienes de casos de corrupción, qué digo, miles. Y sí, mucho tajo, presupuesto insuficiente, y personal seguramente escaso. Pero ¿diligente, eficaz y capacitado como debiera?
La economía, casi al ralentí o quién sabe cómo.
Lo del virus, que se diría que, en nuestros soliviantados lares, ya va pasando de “actualidad”, con esta pasarela de salvajadas y abusos de toda laya que con desahogo llamamos primer mundo. Parece que nos enseñan las sucesivas y cambiantes noticias como la muleta al toro en la plaza: para que no perdamos fijeza; para que nos comportemos, en la dehesa, como más útil resulta a los garrochistas.
Por cierto, ¿se puede tener la caradura de sostener que, en la política del trinconeo, o sea, casi toda, los matadores no se enteran de lo que traman sus cuadrillas?
Etc., etc.
¿Qué hay de nuevo?: lo de todos los días.
Sólo que los osos polares ya hace tiempo que están teniendo graves problemas porque, con lo del calentamiento global, no hay bastante superficie y tiempo de hielo para vivir la vida de toda la vida. Nos pasa a más de cuatro, no porque todo cambia sino porque mucho lo hace a peor.
Y si no arreglamos asuntos así, tan de casa, ¿no nos queda un poco a trasmano lo de Rosetta y el cacharrito ese Philae, que en diez años (500 millones de kilómetros, que debe ser un horror en gasolina) ha llegado al cometa previsto y enseguida va mandando los mensajitos como otro juego de esos niños tecnológicos y en serie en que se pretende transformarnos a todos para engatusarnos y, otra vez, torearnos mejor?
En Villanueva de la Cañada (!), que se ve que alguna caña cosmopolita comparte con Cabo Cañaveral (a esto se le llama aliteración en, o quizá con, C), daban saltos de júbilo como cuando el Real Madrid lo gana todo. Qué cosas.
Y tal como previno la tele, esta madrugada llueve a mares, que aquí es como otra aliteración, como una de agua capicúa.
Que paséis un buen día.

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