domingo, 31 de agosto de 2025

31 de "agusto": 26 de máxima, 19 de mínima, 64% de humedad, viento 10kms/h

 

Insólita conjunción de tres mirlos simultáneos sobre el gramón del jardín.

Pausados, casi inmóviles, permanecen minutos ahí, mientras con respeto, desde el porche los miro (que de reojo me habían parecido, al llegar, misteriosa sombra), compartiendo acaso con ellos la cesura repentina que los veraneantes dejaron, entre ayer tardenoche y -los menos- esta primera hora de la mañana, volviendo de regreso a sus vidas de urbanitas, algo desoladas, algo rutinarias.

-No te confíes, todavía queda septiembre.

-Lo sé; pero ahora mismo es un bálsamo este sosiego, esta pausa que, al levantar la vista, hago a la lectura (Auster, Umbral), después de tirar la basura en el nuevo contenedor de la esquina, la calle casi vacía de los automóviles invasores que ya apresuran desde hace horas su fuga precipitada. Después de licenciar con honores la vieja hélice que abanicaba la cocina, que, incluso con las cosas, puede que la edad nos vuelva sentimentales (Irene la eligió conmigo, décadas atrás).

-En fin, ¿regodeo?

-Sólo humildemente. Hasta se fueron, por el momento, “las calores”, quién lo diría.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Jerigonzas y dislates con la mar al lado

 

Insomne diligente (de seis treinta “in the morning”),

dispone el recorrido, clásico y puntual;

lo ha llamado “el circuito”: hipérbole burlona,

baile de neuronas de socarrón mental.

 

A rachas, recupera el ritual sensato,

el ya remoto encargo que hiciera el Dr. Clavo:

“Para su hipertensión, al menos una hora

diaria de paseo no será en menoscabo

de esa salud dudosa y esa palabra larga”.

Sin empuñar la lanza ni el cuero de su adarga,

colgada en la pared la histórica Tizona,

con plantillas de corcho, va en zapatos de lona.

 

(-Hipocampo, ¿no hay ripio en tan forzadas rimas?

-¿Qué queréis que os diga? A veces, las palabras

no escatiman su esgrima. Si porque maté un gato

me llamáis “mazagatos”

-Bajad del “candelabro”, no sea que por la altura

llevéis un descalabro. Proseguid el relato,

que andáis desvariando.

-Prosigo y ya os digo que de esa forma ando.)

 

Algún grillo, perplejo, enmudece a su paso,

sosegando los élitros o por el qué dirán.

Ecuménico, altivo, no le hace el menor caso,

y baraja estos versos cuando, ya de “regrerso”,

descansa en su diván.

martes, 19 de agosto de 2025

De un ayer

 

Retrocedió el calor. De repente, de un día para otro. Me ha recordado, salvando las distancias, al alivio, al consuelo que dejan los cólicos nefríticos cuando el trance se resuelve.

El calor incansable, la tortura que parece que no cesará, agotándonos la paciencia, en esa espera de incierto final. La ola que ha tenido visos de “sunami” y hemos padecido juntos.

Pero qué larga esta primera tarde, sin ti.      

viernes, 15 de agosto de 2025

Spain

 

-¿Y el “puente”?

-Como todos: sacrosanto. Que no nos lo toquen; si hay que mover las fechas, se mueven, joder. Bastante aguantamos ya “la que está cayendo”.

-¿Horizonte?

-Pastueña conformidad, sometimiento, cloroformos de diseño o meramente horteras: una sangría en el chiringuito, tirando a falsorra, lejos de la fórmula de Salaverri; un sucedáneo frecuente de paella y, si se encarta, otra dosis de fútbol, que eso siempre distrae y la embestida hipotética, cobardica, siempre pospuesta, se va disolviendo.

-¿Los ministros?

-Caraduras cum laude. Cuando con tanta desfachatez “las transferencias están cedidas”, ¿qué cojones tendrían que pintar ellos en los incendios, las danas, etc?

-¿Quieres decir que “pa” qué mierda sirven?

-Eso.

-Pero son la panda de los pelotas, los cómplices serviles del chuleo con el embustero…

-Qué pena, ¿no?

lunes, 4 de agosto de 2025

Políticos y ciudadanos

 

Illa quiere que Ayuso secunde, imite su autonómico expolio impositivo para que, haciendo tabla rasa, le disimule todo lo que él exprime para tan discutibles o impresentables resultados. Así que la acusa de “deslealtad”. Él, Salvadorilla, nombre de gitanita bailaora zapateando en “tablao”, ladino perfilero y discreto cuando el covid y aupado a su actual cargo con la cuchipanda del embustero mayor y otros coleguitas. Ayuso, más bien, ni caso.

Eso en plena ola de calor, que los reporteros de calle (que se ve que siempre hacen las encuestitas en Sevilla, por ser muy guapa la ciudad y su gente, cordial y dicharachera) reciben una y otra vez el comentario unánime sobre las altas temperaturas vigentes, como cada verano, de muchos ciudadanos que -según las mierdas que cuenta el “presi”- viven en un país feliz aunque haya que resignarse al abanico y, todo lo más, al socorrido ventilador.

-¿Y eso?¿Y el aire acondicionado?

-Que años atrás se iba pudiendo; pero estos últimos no se alcanza al recibo de la electricidad.

-Así que…

-… que los barandas ni se enteran, ni quieren, del asunto, “a salvo en el jardín de la pereza”, en sus despachos perfectos de refrigeración y confort y en sus viviendas “guays” que todos les pagamos con el chollo político y escalafonario.

-¿Sueldos, prebendas y dietas…?

-No quedan fuenteovejunas: manejable el paisanaje, amansado y distraído, no se oye más que el ruido.

-¿Y no se sale a linchar?

-Sólo a por la cervecita y los nebulizadores, en el bar.  

domingo, 3 de agosto de 2025

Canícula

 

La última vez (hace años ya, cómo pasa el tiempo) que consulté el Vocabulario Científico y Técnico de la Real Academia de las Ciencias, el color azul correspondía a la sensación producida por el estímulo de longitudes de onda alrededor de 475 nanómetros. El color del cielo sin nubes, que dice la RAE.

Y eso tenemos hoy; junto con un calorazo de “aquí te espero”.

Que no se han hecho esperar esos millones de nómadas que invaden nuestras playas y otras “zonas de recreo”, a pesar del incremento de los precios (siempre “galopantes de las cosas”) y de las incomodidades indiscutibles que ofrece la no discutible masificación.

Es como lo del río ese africano y grandísimo y los ñúes pero sin tantos cocodrilos.

 

Lady Taladro, en el entremientras, instala con detalle minucioso el “velcro” que con la malla preceptiva nos blinda de la otra invasión temible: mosquitos ocasionales, insectos diversos, todos ellos de la máxima y enconada proscripción en esta casa. Monaguillo apenas, cuando con dispersión ya mencionada colaboro/estorbo en la tarea, vuelve a colmarme de admiración elemental el hallazgo que suponen esos a modo de pies ambulacrales que caracterizan y certifican la idoneidad de ese invento (al “velcro” me refiero) comunicando a mi entomofobia paranoica un tranquilizador subrayado de garantías y sosiego espiritual.