domingo, 24 de enero de 2021

Mucho que corregir

 

Que no todo son excelencias -ni mucho menos- en la cosa esa del mundo global en el que, de hoz y coz, tal parece que estamos abocados a ser incluidos, sumergidos: por él, devorados.

Si es nuestro sino, nuestro futuro ya presente, inevitable, ello será, nos guste o no. Ahora bien, habrá que pechar de camino con la revisión y la asunción de multitud de casos. Y así,

¿escándalo gordo, porque jóvenes especialistas en los pingües manejos del paradigma de lo global que es el “internete”, con los astronómicos dividendos que su habilidad extrae del bolsillo de los borreguitos…

(consumidores de las fantasías de los nuevos espejismos, de las espectaculares drogas virtuales de la masificación, trivial y embrutecedora, a base de fórmulas de evasión y abstracción de nuevo cuño)

… porque esos “youtubers” digo, salen huyendo, procuran poner sus ganancias a salvo de la satánica voracidad fiscal de los Estados?

Y en este planeta de pícaros (qué ingenuo queda el Lazarillo de Tormes), ¿con qué ejemplos limpios de las conciencias y las conductas, con qué autoridad moral se les tachará de egoístas insolidarios, desde los púlpitos de la hipocresía convencional que, al mismo tiempo, produce sin descanso políticos infames, frescos ilimitados, corruptos multicolor y multiculturales, estafadores, malversadores, prevaricadores, derrochadores; una sociedad que consiente y aun alienta esa realidad clásica y caduca de “ismos” ideológicos enfrentados, de dinero a raudales malgastado en la existencia y la persistencia financiada de los individuos y las mafias que, sin dificultad, todos tenemos en mente?

Mucho que callar y mucho que corregir antes de ponerse a tirar la primera piedra.  

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