viernes, 15 de marzo de 2019

La extrema bajeza

demostrada por la conducta de los criminales de turno hoy en Nueva Zelanda, otro día, donde sea, combina el salvajismo con la estúpida vanidad exhibicionista que prolifera en Internet.
No es sólo que hay que ser muy bestia para concebir y llevar a efecto unos asesinatos del peor jaez; además hay que tener la mente muy podrida para recrearlo todo y lanzarlo a los cuatro vientos con execrable y perverso narcisismo.
Por otra parte, los vanagloriosos "paladines de la información" a toda costa, regodeándose, explayándose con el insuperable morbo habitual en detalles, descripciones, etc. más parecen guiados por el afán de lucro (las malas noticias son las de mayor repercusión pública) que por la cacareada libertad de expresión y el "deber ineludible" de una profesión que tantas sombras acumula.
La sobriedad, la reseña completa, aunque escueta, ¿son alternativas deleznables?

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