viernes, 31 de enero de 2025

Y luego está

 

Gerard Butler (memorable Rey de Esparta en la ficción deslumbrante que supuso “300”) que hace con frecuencia papeles de hombre de acción, entre impasible y enérgico, puede que preferentemente en el bando de “los buenos”, y que en el personaje que encarna para “Juego de ladrones-Pantera” añade un punto (y no es la vez primera) de guasa y parodia del americanote que con ironía se ufana de unas diferencias con el europeote que, por su parte, éste también subraya.

Plan sofisticadísimo de superatracos, vistas de Niza, Cinque Terre, carreteras sinuosas, Porsche estupendo para la huida, perseguidores variados, mafia socarrona y elegantona dentro de su rusticidad, y maniobra de infiltrado que algo traidor se va sintiendo hacia el final.

Banda sonora con bellas y envolventes, quién lo iba a decir, armonías; y ambientes de lujo y altos manejos con los diamantes y la más o menos guapa Ahmad, sueca como inverosímil.

Buen entretenimiento para tardes ociosas.    

jueves, 30 de enero de 2025

Nicole vuelve al ataque

 

Para el lucimiento y la mayor gloria de una ya bastante madura Kidman (quien ha tenido desempeños mejores), se pergeña “Babygirl” que es el relato del desquicie o calentura de una empresaria/ejecutiva de fuste que anda combinando desarrollos tecnológicos de éxito, vida familiar con leves toques laterales en mansión postinera y turbulencias sexuales sin resolver.

Y ahí llega un becario, de aspecto anodino aunque modales o disposición de macarrilla, de chulo ambiguo, pero que casualmente, o con poca explicación, somete a la protagonista, promueve el desatasco con un estilo de actualidad “errejoniana”, dando lugar a escenas de humillación y vejaciones muy chocantes y medio porque sí, y llevando a la mujer por vericuetos que recuerdan a los de las “emmanuelles”.

La cosa cae en los trastornos previsibles y, de paso, en una conclusión acomodaticia de crisis y apaño con el convidado de piedra y marido que hace la cortedad de Antonio Banderas y remata  en alegato feministoide y convencional. Debe ser una de las coyunturas de estos tiempos.

Llovía a mares, al comprar la entrada en la taquilla de marras.

domingo, 26 de enero de 2025

Del chantaje y otras lindezas

 

Nogueras, pocos días atrás, te dijo a las claras en el Congreso algunas de las verdades que tus serviles comparsas, ministros en el gobierno, omiten o tergiversan, por la cuenta (y el sueldazo) que les trae.

Te ponen las peras al cuarto los socios que compraste con prebendas simoníacas y que no cejarán en hacer que cumplas sin excepción con todo el precio de los chantajes a los que prometiste someterte. Y que, mal pagador también, no te atreves por ahora a llevar a cabo.

Te han tomado la medida, chatín. Esa medida (que la hemeroteca de la “tele” va a recordarnos de vez en cuando) de ti, acobardado pelele inerte, dejándote sostener, arropar y llevar hasta el coche, huyendo casi en vilo, entre el estruendo de las protestas más que justificadas de un pueblo valenciano, y fueron muchos, que destrozaron la dana y las cosas mal hechas o sin hacer.

Como la vergüenza torera ni de lejos es lo tuyo, ahí aguantas, que no se te consigue echar, por lo visto, ni con agua hirviendo; pero esa es tu vida real, que ni la IA se va a dar maña para milagrosamente camuflarla.

sábado, 25 de enero de 2025

Señalando

 

Por casualidad. Ejemplos hay de que esos compañeros de viaje que son las buenas canciones pasan desapercibidos, mientras nos torturan los oídos las chocarrerías grotescas, la basura que, sospechosamente conspiratoria, goza hogaño de la difusión y aceptación de la muchedumbre más ignara.

 

Escuchen, quienes conserven a salvo todavía la sensibilidad y la buena disposición, esa muestra de limpia delicadeza y sencillez, de acertada síntesis, que es lo que tienen las pocas palabras bien hilvanadas, esa “Nem eu”, cantada por Salvador Sobral, en esa lengua portuguesa que tan bien fluye para la moderación del sentimiento y las ocasionales melancolías.

miércoles, 15 de enero de 2025

A y A

 

Sabedores de mi predilección golosa por esos seductores antojos -navideños y más- que el diccionario llama, y hace bien, mantecados; y habiendo conversado de ello en alguna ocasión con A y A (navarros dilectos, suerte de sobrinos en el afecto y la consideración), me hacen llegar desde su hermosa comarca muestras del delicado pastelillo que unos acreditados especialistas que ellos conocen ponen a disposición gozosa de los, como este redactor, aficionados del ramo.

Catadas que han sido (a las muestras me refiero) y ponderadas debidamente, procede declarar que no sólo en Estepa sino también en otras latitudes de nuestro mapa (non solum sed etiam), gentiles y laboriosas personas y empresas tienen a bien, con método y conocimiento, hacer realidad este sueño nuestro, menor, dulce y más o menos redondito.

De esta tesitura -y de otras más sutiles y cordiales- A y A vienen teniendo detalles cuya espontaneidad es muy de agradecer. Un abrazo, niños.

miércoles, 8 de enero de 2025

El cine, ese pacto

 

Celebérrimo, sobre todo, por su larga carrera cinematográfica de personajes preferentemente ligeros, comedias y trances romanticones, y su apostura británica (cabe escribirlo así), el señor Hugh Grant se porta como un maestro en ese laberinto ominoso y tétrico que es la casa siniestra de “Hereje”.

Ahí nos da una faceta de su trabajo que no es frecuente y, con el carácter que a todos nos acrecientan los años, lleva adelante el peso casi absoluto de este “film” que desliza paradojas y severidades críticas acerca del fenómeno de las religiones, con lo que tiene de apuesta por el misterio y de clavo ardiendo al que nos enseñan a agarrarnos, por más que proliferen después las dudas más lacerantes y los escrúpulos con los que terminamos descreyendo como si no hubiera un mañana.

El asunto mantiene la tensión, a pesar de la fantasía de que notorios moribundos prolonguen una suerte de agonía activa y peligrosa que el espectador bonachón procura incorporar al pacto, a la convención que también comporta ir al cine.