domingo, 24 de septiembre de 2017

Día veinticuatro

Esta pequeña depresión que siento
y que me inunda el alma desolada;
esa duda que pone en movimiento
las cautelas de todas las jornadas;
la encrucijada, honda de pesares,
al comprobar que siempre permanecen
las liebres en el campo y, en los mares,
las olas, las medusas y los peces;
que nada cambia, que diariamente
se nos somete a tanta prueba dura
(como las celosías exigentes
de un convento eminente de clausura),
sabiendo que destino tan amargo
y tan autoritaria disciplina
nos sumergen del todo en el letargo
de una lacada bañadera china.

¿De qué diréis que escribo?
¿Acaso vuestra mente no barrunta
la respuesta cabal a tal pregunta
que el Hipocampo expone persuasivo?
Para el "blog" de este dia veinticuatro
yo os planteo un expansivo trato:
que hagamos sosegadas rogativas,
llenando preceptivos formularios,
para que los sufridos operarios
que hablan del Tiempo en todas las "cadenas"
simultáneos, se suelten la melena,
hagan huelga tenaz y vengativa
y rechacen el sesgo utilitario
de siempre trajecitos cortefieles
con los que, frágiles y rutinarios,
desmerecen su garbo de donceles.

¡Rebelaos, silentes galeotes!
¡Tomad ejemplo de los "catalinos"!
¡Que nadie ose llamaros lechuguinos
o
tontos de capirote!

1 comentario:

  1. Acostumbrado a los iconos del "WhatsApp" echo de menos el del aplauso. Sin embargo, sirva mi voluntad de otorgarlo.´
    ¿Será porque me gusta la poesía....?
    Quede aquí mi reconocimiento al vate y mi profundo cariño al amigo.

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