jueves, 15 de junio de 2017

Esa intangible línea con Marsella

El médico internista que me trata
no me dice que estoy como una rosa.
(Bien que me extrañaría
que un día me dijese tales cosas.)
Y cuando a Irene luego, por la noche,
haciéndole un resumen, se lo cito,
inquiere con irónico derroche:
-- ¿Tampoco dijo "como un clavelito"?

Sevillana y zumbona,
a veces me estremece su dicción
de "almendra" dormilona si menciona:
-- ¡Papá, tengo una vida!
cuando, impaciente, su diapasón
declina apaciguar mi desazón
y mis preguntas de sana intención,
no siempre comprendida. 

Nos toca a los mayores
dar hilo a la cometa del cariño;
que, un poco protectores,
querremos de por vida a nuestros niños.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario