jueves, 24 de octubre de 2013

Lujosos óbitos



Los programas de televisión más o menos potables suelen acaecer a horas en que Ud. está ya hasta la coronilla de chorradas, convenientemente anestesiado, ataviado del consecuente pijama, y realizadas ya las abluciones de fin de jornada, previas al sueño.
Es el momento de renunciar a esos programas, con la conciencia lastrada por haberse envenenado con una apreciable y despreciable porción de las tonterías precedentes. Y ahí ocurre que entra Ud. al cuarto de baño, para la prudente micción de cierre, y en un ángulo de los azulejos divisa, con la vista analítica que todavía conserva, a una araña, no se alarmen, de pequeño formato, la cual, sorprendida por la repentina luz que acaba Ud. de encender, comienza a desplazarse disimulando, con un inequívoco propósito de pasar desapercibida, de huir ante el previsible ataque del gigante humano que para ella Ud. supone.
Ud. la mira con atención y recelo, calibra los diversos procedimientos disponibles para su eliminación, incluso vagamente considera un cierto “laissez faire...” que enseguida descarta, y admite que el uso, ahora, del pulverizador insecticida (cómodo y distante sistema de exterminio, eso desde luego) implicará, también puede decirse con Borges comportará, un automático aroma dudosamente agradable esparciéndose en el aire.
Y, una cosa trae la otra, sobreviene una idea si no brillante al menos perfumada y, como se verá a la mañana siguiente, eficaz, Ud. rocía una, dos, tres veces con el spray, que dicen los cosmopolitas, de histórica colonia de baño S3 a la mínima invasora que de inmediato acusa el tratamiento con tambaleos zozobrantes y de manifiesta vacilación y reconcomio.
El encogido cadáver del “día después” confirma el acierto de la decisión aunque no permite comprobar una última expresión de glamour, de sorpresa final en el semblante del finado bicho, en el relato de cuyo lujoso óbito hemos derrochado la última media hora.
“Cuando el diablo no tiene qué hacer, etc....”

2 comentarios:

  1. Corazón, no sé si realmente te ha sentado muy bien la pausa o todo lo contrario. Eso sí, me he reído muchísimo, aunque ya puestos, podrías haber utilizado una de tus fragancias favoritas "Agua Brava". Jaja

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  2. Donde se ponga un buen zapatillazo, que se quite lo demás jaja

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