Por miles abandonan Venezuela
los rendidos paisanos de Maduro,
huyendo de miserias y secuelas
de un mal presente y un peor futuro.
Que no sirve de nada la abundante
riqueza generosa de esa tierra
ante el obtuso modo maleante
de ese verdugo que al mando se aferra.
Las naciones vecinas se estremecen
con la avalancha que se viene encima,
mientras el sátrapa sigue en sus trece
con una demagogia que da grima.
Parece que, sembrados por aquí,
imitadores suyos ya tenemos.
¿Convendrá utilizar un bisturí
no sea que después lo lamentemos?
Las decadencias son la cuesta abajo
que de confusos gérmenes se inicia;
luego, el aire se envicia
y a la postre todo se va al carajo.
(No está de moda escuchar atentos
la voz del Estilita en su desierto;
se sueltan muchos cuentos
y a cualquier "bolo" lo llaman concierto.)
Mas si Roma cayó...