martes, 29 de septiembre de 2015

Como fantoches

Si el rebaño no fuese tan torpe, tan poco analítico, tan facilón como una manipulable plastilina escolar, jamás tendría salida esa mercancía vuestra, de tal modo falsa y defectuosa que ni en las peores "mantas" de la calle se podría encontrar algo así.
Pero agitar el descontento, sembrar cizaña y mentir a diario, aunque sea con más obstinación que inteligencia, son actividades que pronto dan su fruto envenenado.
Ahora vamos a ver, en ese guiñol barato, cómo la cosa en realidad va de mordiscos recíprocos, de empujones por el sillón, del rancio mal olor que caracteriza vuestra rampante y ordinaria sed de figurones, de fantoches a quienes sólo importa cuántas decisiones tomarán (a menudo arbitrarias e interesadas, siempre malamente camufladas con el maquillaje de una "democracia" tanto más cacareada cuanto ficticia) y cuánto dinero se podrá trincar, mientras dure el mando.
Y todavía tenéis la cara de predicar y de criticar las chapuzas ajenas como si no tuviérais la viga en el ojo propio.

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