lunes, 9 de marzo de 2015

En el espacio



Durante el viaje, fue habiendo de todo.
Y luego, sucesos aleatorios, casualidades que se volvieron causalidades, descuidos, depresiones, inacción… No todo pudo deberse a errores, a las propias decisiones equivocadas. Y de pronto, se encontró fuera de la nave, flotando en el… (¡Dios mío, estoy realmente afuera!)… espacio, un eterno silencio, un infinito de impasible soledad.
Intentó, una vez más, pensar.

(Los sueños son disparatados. Aunque se filtren en ellos imágenes, ideas, sensaciones: que estamos solos, sordos, desentendidos, divergentes en la disponibilidad y los propósitos; recorriendo circuitos ya transitados, mientras reclamamos, pretendemos, suplicamos la urgente salvación.)

Mientras terminaba de perder la consciencia, creyó que alargaba los brazos, interminablemente, y conseguía tocar las distantes estrellas; le pareció que era al fin satisfecho en sus sueños, en sus deseos.

(Va llegando más temprano la luz del amanecer. ¡Qué alivio, vaya nochecita!)

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