miércoles, 9 de julio de 2014

Diego Manrique y otros envíos



Con Diego Manrique me unen la rigurosa y mutua independencia, el respeto y el dilatado tiempo que en distintas aunque compatibles y no enemistadas trincheras hemos dedicado a la música.
Entre esos márgenes de buena crianza y observación modosa y cortés discurre lo que pueda haber de coincidente en nuestras vidas, por otra parte harto azarosas.
Sus comentarios sobre mi obra son de agradecer; lo hago aquí, con gusto.
Y sus interpretaciones sobre mi posición ideológica, tan personales como, imagino, meditadas.
Mi costumbre de las lecturas, casi 67 años de temperamento reflexivo y el tiempo libre me mantienen, creo, sin escorar: con un pasable equilibrio que no suele ceder a modas por duraderas, extendidas y baratas que se muestren. En lo que estoy, yo lo sé; la visión del prójimo siempre va a ser periférica, incluso cuando se aproxime.

Por otra parte, un amabilísimo internauta cuyo nombre desconozco, me corrige la procedencia que equivocadamente atribuí al Ron del Barrilito en el blog del día 4-VII- 2014, “Los dones y los rones”.
Mi afición por ese delicioso líquido iguala a mi agradecimiento por la precisión citada. En efecto fue en Puerto Rico donde conocí ese licor y probablemente el tiempo, la memoria y los “vapores” me confundieron como la noche a Dinio.
Quizá (la lucidez, ¿vuelve?) el de Costa Rica era Ronrico.
Un abrazo, “señor de eeeepaa”.

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