martes, 24 de junio de 2014

Elogio inverso del verano



Es un hecho que existe un mayoritario acuerdo para llamarlo “buen tiempo”. Discrepo, claro.
El veranito de los “collons”, de nada, Arturo, consiste en calor insufrible; gente sudada* estorbando y echando a perder multitudinariamente la casi apacible normalidad del resto del calendario; subida hipócrita pero segura de los precios; programación de TV todavía más insustancial y frívola; tráfico caótico, espeso; superior vagancia en nuestros funcionarios y gestores políticos; mucha, muchísima tontería en Ibiza y análogos reductos “culturales”. Etc.
O sea, el “buen tiempo”.
Supongo que eso de que todos somos hijos de Dios y herederos de su Gloria, el día del Juicio Final, se aclarará un poco y se repartirá de modo que el bando de referencia pueda alojarse gozoso en el Infierno, cuyas instalaciones tienen fama de proporcionar tan altas temperaturas como Ud. pueda desear.

*El Instituto Estrafalario de Estadística de Noruega, en colaboración con el hechicero de un remoto poblado congolés cuyo nombre yace en el olvido, ha elaborado un consternado estudio según el cual la adiaforesis parece darse en un número irrelevante de personas, en tanto que se ha detectado un llamativo ascenso en la adquisición de tricotosas.

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