sábado, 25 de enero de 2014

Y, ¿cómo lo diríamos?: ella está aparte



Consciente de su poder de seducción (entre la Bellucci y la Jolie), descansa en su ámbito particular y silencioso, brillando los cromados en la oscuridad de manera inexplicable, alrededor y sobre el color delicado que llamará la atención de los que la miran, y admiran, cuando con parsimonia se desliza en las rectas (ondeando los banderines de diseño único que unas manos hábiles han pergeñado), cuando se contonea en el trazado de las rotondas numerosas que vienen prodigando munícipes y urbanistas en nuestros tiempos de crisis y que tantas vibraciones emiten de tratos corruptos y comisiones tentadoras.
Tendemos a disculpar sus, de ella, conatos de presunción, concediéndole un margen benevolente mientras madura y se asienta su carácter. Pero como es ancha de caderas…, ya se sabe.
En realidad no es mala chica. Nos consta que no abusa de nuestra debilidad.

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