lunes, 25 de noviembre de 2013

El PP, o lo que de él va quedando



Santiago Abascal, con hartazgo y decepción justificadísimos, se va de ahí. Las razones que aduce son coherentes, decentes y puede que indiscutibles.
El equipo dirigente de este PP, unos más que otros, viene defraudando a la mayoría, a la mejor y más digna parte de sus votantes, con un comportamiento demasiado tibio, huidizo, en ocasiones, repugnante.
Esta cúpula, que es lo que mola decir, no se está portando como debe, como se esperaba y como necesita la Nación. Hay que limpiar la basura del mangoneo de los dineros; hay que cumplir, ya que no todo, al menos una parte considerable y tangible de lo prometido en las elecciones, etc. Hay tajo en cantidad que no se está resolviendo.
Hay que hacer las cosas pendientes, porque si no, este PP será visualizado y suspendido en los exámenes como un patio de Monipodio de centro derecha.
Y eso es una infecta porquería, Mariano.     

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