domingo, 30 de enero de 2022

Una rectificación pertinente

 

Respetando el ruego de mantener su anonimato, acusamos recibo de una comunicación en la que se pone de manifiesto, con pruebas irrefutables, la ficción o falsedad intrínseca del contenido del “blog” de ayer, en lo referente a la autoría del libro que se atribuye a Amalio Pincel y que, en realidad, pertenece al escritor de relatos cortos de nombre Sandalio Escabel (actualmente en el exilio por motivos ideológicos y perseguido de manera injusta y con el máximo encono por la Agencia Tributaria -de profesión, sus abusos-), quien ejerce libertario púlpito como “influencer”, numeroso de seguidores, en la vecina Andorra.

 

A tenor de lo expuesto, y debidamente comprobados todos los extremos de estos hechos, no podemos menos que deplorar la manipulación de que estas reflexiones “hipocampistas” (que otros con diverso enfoque prefieren llamar “hipocamperas”) han sido objeto. La buena fe que se ve asaltada por los impostores no cejará, empero, en la difusión de sus legítimas y honestas convicciones, a despecho de tanto viento de corrupción y descrédito y de tantos detractores y discrepantes de la pureza como asolan el solar patrio y sus comarcas aledañas.   

sábado, 29 de enero de 2022

De pronóstico reservado

 

Tras el lanzamiento de su colección para invierno, cuyo éxito de crítica y público no han dejado de reseñar y reflejar y refrendar las más especializadas revistas del ramo, el diseñador Amalio Pincel concede al semanario “Exégesis” una entrevista en la que analiza y desmenuza y pormenoriza las motivaciones que actualmente lo llevan a la decisión de profesar en un convento de Clarisas, donde confía hallar el recogimiento y la paz que (en la vorágine de su actividad como renombrado artista de la moda en el calzado) vienen  desertando de su equilibrio emocional, en el que colegas suyos ya habían observado señales de deterioro por lo menos inquietantes, los dos últimos años.

Interpelado con la usual e intrépida sagacidad del reportero de turno, Pincel amablemente reconoce que este sesgo en su vida sin duda pondrá a prueba la continuidad fecunda de su vena creativa, aunque espera hacer compatible con la regla de la congregación que le brinda caritativa acogida el desarrollo final de las postreras páginas del libro que está terminando y que, con el título de “El iglú en los tiempos del covid”, ofrece pautas domésticas para combatir los efectos del incremento en los precios de la luz eléctrica, tales como la ingesta frecuente de calditos “con fundamento” y el uso prolongado de esas botitas de esquimal de color mostaza con forro de borreguito de las que ofreció cabal muestra en la colección de invierno con la que se despide, ojalá que sólo provisionalmente, de las pasarelas, y de la cual dábamos cuenta en la primera de estas líneas tan sin remedio fugaces y perecederas.

martes, 25 de enero de 2022

La estampa

 

(No hay mayor confuso que el truquista que se empeña en fingir que se confunde. Y en tal caso no merece la pena desperdiciar la pedagogía.)

 

 

¿Quién te asesora el plano relamido,

el encendido color de camisa

y esa circunspección incircuncisa

de postizo marido

que a la portada de Telva se asoma?

El inmediato vacilón, la broma

del estro popular ya te asimila

al humorista Gila,

conferenciando con el “enemigo”.

¿Predicar sin dar trigo

si no es para el apaño de tu banda?

Toda esa propaganda

de artificial, insípido camelo,

se queda en postureos de modelo,

de pelele mirándose el ombligo

al que, como castigo

de su memez congénita y supina,

no han invitado a la reciente “cumbre”

dejando en farolazo tanta lumbre

y tanta imagen y tanta pamplina.

 

Para ese sanedrín,

eres irrelevante figurín

que no importa un comino:

un prescindible, empachoso inquilino,

una instancia interina

a la que dar naranjas de la China.

lunes, 24 de enero de 2022

Pisando los charcos

 

Siendo un defectuoso “buena pieza”,

se ve que no estás bien de la cabeza;

y ahora, con intento y aspaviento

de congraciarte con el presidente

USA/Biden, que te ninguneaba

y que con cierta sorna te miraba,

pretendes ser primero de la clase

por si sirve de engrase

y, raudo, en lo de Ucrania ya te apuntas

“colega preferente” en esa yunta.

 

Que si no fueras tú

-pero que, inevitable, es lo que eres-

tu repentina embestida de ñú

sería solamente una memez,

un estómago en tarde de acidez

o un cólico pugnaz y miserere.

¿Cumplir los compromisos con la OTAN,

tú, que no cumples ni en tu cumpleaños?

¿Arrogante ante el débil y pelota

rastrero con quien tiene más redaños?

 

No pueden disculparte ya en Aluche

ni en Tarifa, ni en Canfranc ni en La Manga:

dengoso y peripuesto “papafrita”,

incontinente cantamañanitas,

al aire el culo, el cuento y la charanga.

domingo, 23 de enero de 2022

Aceptando,

 

porque no les queda más remedio, lo tajantes que son la ignorancia y la impotencia, nuestros mandamases, con la inquietante división de opiniones de los científicos (médicos, epidemiólogos, etc.) nos señalan que la “salida” de la pandemia consistirá en incorporarla, como una enfermedad más, al deprimente catálogo de nuestros padecimientos y carencias.

De embusteros y embaucadores, que no ingenuos, es el provisional plazo de “cuando se remonte esta 6ª ola”, porque raro sería que no quedasen otras, sucesivas: el puto cuento de nunca acabar. Lo que ocurre es que no hay parche ya para apuntalar la ruina económica y la paralización que nos ha echado encima este desastre, tan además mal manejado por cada presunto “experto” o “especialista” que no paramos de temblar.

Lo cual, que refuerza el escepticismo de los anti“vacunas” (porque resulta que, en rigor, lo de ahora no parece una vacuna auténtica como la de la viruela, por ejemplo) y la desconfianza del “rebaño” (qué primor de palabrita) global.

Cada crisis, podemos recordar varias, nos deja un poco más indefensos y desengañados.

-¿Y tú crees en eso del KARMA…?

-… y la madre que lo parió, anda ya.   

jueves, 20 de enero de 2022

Un lote con mucha miga

 

Sin una dosis considerable de sarcasmo, no cabe atribuirle una intención pedagógica a “Cachitos de hierro y cromo”.

Pasarela y recordatorio de lo peor de la canción popular de consumo, persiste contaminándonos la memoria con la lista innumerable de las horteradas y las “movidas” de falsa y patética vanguardia con las que se ha nutrido, deformándolo, el paladar del público. Echándolo manifiestamente a perder durante años.

El programita exulta sin pudor en la arqueología del morbo. Y además es claro que no se propone un arrepentimiento colectivo ni la penitencia correspondiente, mientras hace ese infinito repaso deleznable de los cuanto más exagerados, más ridículos y “torpes aliños indumentarios” que exhibían en escenarios y platós de televisión los intérpretes y monigotes de modas que naturalmente tienden al apolillamiento de lo efímero.

Y como los guionistas encargados de glosar las imágenes se empecinan en sus frustrados amagos de soso y gélido simulacro de humor (y a sabiendas de la realidad de “este mundo caprichoso, superfluo, absurdo y banal”), hay que adoptar algo de la mirada del entomólogo para asistir como espectador desolado a “Cachitos”, ese lote que tanta miga tiene.  

martes, 18 de enero de 2022

Intercambio de pareceres

 

-Hipocampo.

-Decid.

-¿Acaso ha sufrido Vuesa Merced una inesperada crisis de “marquitis”?

-Pardiez, no comprendo cómo puede arribarse a conclusión tan peregrina que, además, no dejaría de arrojar una indecorosa sombra de frivolidad sobre mi honra.

-Pues veros cabalgando a lomos de una dos ruedas de abolengo y prestigio legendarios, en foto reciente de vuestra publicación, ¿no habría de inducirnos a las naturales sorpresa e inquietud?

-No hay tal; sino que esa montura en la que la imagen me muestra encaramado es, ni más ni menos, el elegante y sobrio compromiso con el que la Almendrita, por otro nombre Dama de los Rizos, superados los exámenes para el pertinente carnet, accede a determinado mundo de romanticismos singulares y aventuras, en un horizonte que deseamos de sólo felicísimo balance.

-Buena es ésa, que ya nos asaltaba la zozobra.

-Y a más, a más, que no me la consentirían (a la montura me refiero) la edad y, mucho menos, la condición celosa del Clavileño Estelar.

-Precise Vuesa Merced, que los más olvidadizos, puede que no conserven la memoria de ese, digamos, personaje, como sin duda lo es, a pesar de esa realidad suya mecánica aunque, a su modo, aristocrática. Pues ¿no era así como solíais llamar en ocasiones a vuestra “trike”?

-Cierto, entre otras expresiones, “surres” de preferencia.

-Ahora, nuestro sobresalto cede. Cuidaos la salud.

-En eso andamos casi todos. Id con Dios.

lunes, 17 de enero de 2022

La disyuntiva

 

En general, no soy mucho de presumir.

Y de paso, dentro de mi condición y afición inagotable de comensal carnívoro al 90%, tampoco me las doy de paladar tan melifluo que sostenga de manera ática, con finura y precisión de rayo láser, que infaliblemente puedo distinguir un buen entrecot de otro buen entrecot; y esto vale para solomillos, etc. A buen entendedor…

Me pregunto si existen (que de todo habrá, aunque no constan los  porcentajes) maxiespecialistas de la cuestión. Lo que sí descreo es de la vanagloria de ciertos “finos” que alardean de detectar todos los matices. Y, con el refrán “dime de qué presumes y te diré de lo que careces”, lo que sí seguro que abundan son los iluminados, los idiotas, las gentecillas.

 

Cuando a finales de los años 50 del XX, Don José Rey en San Francisco de Paula (Sevilla) nos hablaba a los alumnos de bachillerato de una población mundial aproximada de 2.500 millones de personas, aquello (todo) era otra cosa. Hoy vamos camino de 8.000 millones.

Y los exquisitos de la utopía, los refitoleros ecológicos, los que parecen andar más preocupados en la ampliación de status de los animales domésticos que en otras hambres y guerras y desentendimientos,  ¿van a hacer el milagro de los panes (los filetes) y los peces (las chuletas) como Jesús, según la Biblia?

¿O quieren volvernos delicadamente vegetarianos?

¿Será que les pueden ir dando?

viernes, 14 de enero de 2022

Por divertido que sea

 

Con una mezcla formidable de frescura, incompetencia e irresponsabilidad, nuestros cuadros dirigentes (mientras nos cuestan cantidades astronómicas de dinero, tan con frecuencia locamente destinado) están dando un ejemplo de desahogo permanente dejando al ciudadano que “se busque la vida” en numerosos aspectos de esta crujía enormísima.

Que precisamente por serlo, requeriría más y mejor defensa, organización, respuestas bien coordinadas.

Y lo que nos encontramos son cosas como que, de uno en uno, nos hagamos personalmente la prueba (¡el “TEST”!) que, fuera de la intrínseca efectividad relativa del aparatito, nos haremos mejor o peor, profanos todos, dependiendo de nuestra comprensión, concentración o despiste, ganas de admitir y reflejar la veracidad del resultado, frecuencia de las mediciones, atolondramiento…

Y con doloso retraso y negligencia impresentable, ahora se fija un precio máximo de ese artilugio, dejando de lado la deseable y lógica gratuidad, e intentando olvidar a la carrera el abuso especulativo de los vendedores, su monopolio pringosamente autorizado.

O sea que el mercado libre, ese axioma sagrado de que el pez grande siempre se va a comer al chico, ¿se puede intervenir? Y, de ser así, ¿cuándo procede el ajuste en la luz eléctrica, los combustibles, etc?

Atentos a las “cosas de comer”. Que no nos distraigan con el tenista en Australia, con las francachelas del “premier” rubio y despeinadísimo, con la nueva parejita y los imaginables arrumacos de su romance “en construcción”.

Por divertido que sea.   

miércoles, 12 de enero de 2022

¿En serio, bobito?

 

¿En qué pañales de lujo

y de alcurnia te criaron?

¿Con qué artísticos dibujos

tu diseño pergeñaron?

 

Porque asombra, a los profanos,

tu paladar astifino

cuando se te va la mano

y te pones cristalino,

exigente, riguroso,

y, ya en plan de matasiete,

(gorila de cacahuete,

portero de discoteca

que “sin pase, no se pasa”)

tu chillido de falsete

tiene guasa

de utopías y eurekas

y de gallinita clueca.

 

¿Nuestras carnes no son carnes

de calidad para ti?

Cagarzón, ¿no has reparado

en cuántos desaguisados

te metes por ser así?                                                                           

domingo, 9 de enero de 2022

La ejecutoria del Tiempo

 

La luz del ascensor del mercadona

al que acudo como asiduo cliente

me ofrece, penetrante, la encerrona

de encarar las arrugas de mi frente.

De acuerdo que son cosas de la edad

con las que el disimulo es deficiente

mas otras luces, menos consecuentes,

dan más piadoso enfoque a la verdad.

 

Un cierto aplomo presidió mi vida

que excluyó casi siempre el aspaviento,

la gesticulación encarecida

que en otros subrayaban sus inventos.

Así que me mantuve en un semblante

casi exento de frunces y visajes;

pero se ve que de todas maneras

no hay modo de esquivar este peaje.

 

Aquí estamos: carrito y mascarilla,

emboscados tras gorra de visera.

Y qué lejos, de Madrid, de Sevilla,

de lo que todo era.

viernes, 7 de enero de 2022

Anda que a los ganaderos los tienes contentos

 

Cuando el tunante del “jefe”

para trepar al sillón

necesitó vuestro apoyo,

escarbando en el meollo

de la izquierda desunida

-residual de Julio Anguita-,

te sacó de esa garita

desnortada y deslucida.

Que un mindundi como tú

sirve “pa” hacer la pelota;

conque el “jefe”

te ascendió de mequetrefe

a ministrillo de cuota.

 

Y no es la primera vez

que, en tu afán de dar la nota,

muestras tu desfachatez

de inoportuno ceporro.

Y hay que tener mucho morro

para premiar con tal sueldo

ese discurso tan tuyo

de capullo,

esmaltado de regüeldos.

jueves, 6 de enero de 2022

Día de reyes 2022

 

Hace un día ideal para el despliegue

del blanco palanquín en el jardín.

Y aunque no falte acaso quien lo niegue,

hoy no parece enero.

Claro que esto es en Cádiz, donde espero

que sea verdad lo que algunos sostienen

después de controversias rigurosas

sobre el fondo del mar de estas bahías:

que tiempo atrás (milenios con sus días)

estuvo aquí la Atlántida orgullosa;

y en esto se entretienen

los arqueólogos con sus teorías.

 

Como quiera que sea,

aquí echamos el ancla y las mareas,

siempre que no se vuelvan maremotos,

nos dan el son, la música constante,

el espejismo de todo como antes,

en los sentires firmes y devotos.

 

Pescado frito y Castillo San Diego:

lejos la diatriba

del nombre de las calles,

que no está para lágrimas el valle

sino para la vida y el sosiego.

 

-¿Te desconozco?

-Estaba por decírtelo.                                                                            

martes, 4 de enero de 2022

Del estupor y otros aconteceres

 

-Son estos tiempos de vientos furiosos,

de arrasadores cambios procelosos

que impone a nuestra vida el calendario.

Tan es así que ni con el coraje

que se atribuye en el común lenguaje

a nuestros caballeros legionarios

(y que el simple mortal nunca atesora),

tendría nuestra nave tanta eslora

ni manga, estrecha o ancha, si a ello vamos,

para la digestión de esta movida

y de las radicales embestidas

de este presente al que nos enfrentamos:

 

La política, en manos perdularias;

la urbanidad, modelo botellón;

la economía, en sesión plenaria

de infartos contra nuestro corazón.

Los usos y costumbres, abolidos;

la reflexión, cosa de un tiempo ido.

¿Y qué decir del arte?

¿No merece mención de caso aparte?

-¿Arte menor?

-Y mínimo, si quieres.

Que el público de ahora ya prefiere

no a Estíbaliz, no a Luz, no a San Basilio,

que eran muy otras muestras del Concilio,

sino a las odaliscas multiusos

que, como Índigo o como Rosalía,

están rizando el rizo del abuso

y el contoneo próximo a la orgía…

-Y el videoclip, sangrante de pasión.

Vamos al otro lado del frontón.

 

-Pues no te olvides de Camilo Sesto

ni de Francisco, clásicos de gesto.

Mal rapados raperos,

de cresta enhiesta o bien de pelo al cero,

los sustituyen en el firmamento

y Malumas, Tanganas y otros ciento

han hecho tabla rasa y todo pasa

como un raudo y frenético esperpento.

-¿Y la literatura? En manos queda…

-No digas más, que desde Garcilaso

hasta Umbral y Quiñones perduraba,

hoy sucumbe a las trabas

y almudenadas, turbias almonedas

con las que el fruto inane de un parnaso

de talentos efímeros y escasos

en poco más, y enano, se nos queda.


-Vamos, que esta mañana no tenías otra cosa que hacer.

-Eso.