¿En qué pañales de lujo
y de alcurnia te criaron?
¿Con qué artísticos dibujos
tu diseño pergeñaron?
Porque asombra, a los profanos,
tu paladar astifino
cuando se te va la mano
y te pones cristalino,
exigente, riguroso,
y, ya en plan de matasiete,
(gorila de cacahuete,
portero de discoteca
que “sin
pase, no se pasa”)
tu chillido de falsete
tiene guasa
de utopías y eurekas
y de gallinita clueca.
¿Nuestras carnes no son carnes
de calidad para ti?
Cagarzón, ¿no has reparado
en cuántos desaguisados
te metes por ser así?
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