jueves, 20 de enero de 2022

Un lote con mucha miga

 

Sin una dosis considerable de sarcasmo, no cabe atribuirle una intención pedagógica a “Cachitos de hierro y cromo”.

Pasarela y recordatorio de lo peor de la canción popular de consumo, persiste contaminándonos la memoria con la lista innumerable de las horteradas y las “movidas” de falsa y patética vanguardia con las que se ha nutrido, deformándolo, el paladar del público. Echándolo manifiestamente a perder durante años.

El programita exulta sin pudor en la arqueología del morbo. Y además es claro que no se propone un arrepentimiento colectivo ni la penitencia correspondiente, mientras hace ese infinito repaso deleznable de los cuanto más exagerados, más ridículos y “torpes aliños indumentarios” que exhibían en escenarios y platós de televisión los intérpretes y monigotes de modas que naturalmente tienden al apolillamiento de lo efímero.

Y como los guionistas encargados de glosar las imágenes se empecinan en sus frustrados amagos de soso y gélido simulacro de humor (y a sabiendas de la realidad de “este mundo caprichoso, superfluo, absurdo y banal”), hay que adoptar algo de la mirada del entomólogo para asistir como espectador desolado a “Cachitos”, ese lote que tanta miga tiene.  

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