Cuando el tunante del “jefe”
para trepar al sillón
necesitó vuestro apoyo,
escarbando en el meollo
de la izquierda desunida
-residual de Julio Anguita-,
te sacó de esa garita
desnortada y deslucida.
Que un mindundi como tú
sirve “pa” hacer la pelota;
conque el “jefe”
te ascendió de mequetrefe
a ministrillo de cuota.
Y no es la primera vez
que, en tu afán de dar la nota,
muestras tu desfachatez
de inoportuno ceporro.
Y hay que tener mucho morro
para premiar con tal sueldo
ese discurso tan tuyo
de capullo,
esmaltado de regüeldos.
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