miércoles, 26 de agosto de 2020

La vuelta al "cole"

 

No entiende la funcionaria del Ministerio de Educación (si es que se llama así) el apuro y la zozobra de los padres ante el desorden, la improvisación y la negligencia que, característicos de este desgobierno, imperan en el asunto de la tal vuelta.

En un alarde de sosiego, la “señora ministra” alude de forma tibia a algunas medidas que andan estudiando para presupuestar dinero en ayudas, permisos retribuidos, cosas, de modo que las familias crean que encuentran algún alivio ante lo que se avecina. Entre el tono difuso, casi desganado, y la cautela relativa para no pillarse, otra vez, los dedos, parece que con esas declaraciones ya vale, que tampoco hay por qué precisar de donde saldrá la pasta.

 

Papá y mamá, trabajando ambos (suerte que no están en el paro), intentan sacar adelante los gastos. No suelen alcanzar demasiado los dos sueldos, pero se sigue remando y desde luego que a nadie gusta admitir la vertiente de aparcamiento para niños que el “cole” comporta. Así que se disimula hablando siempre de la necesidad y la conveniencia para el desarrollo de “socializar” a los críos, aunque suena bastante raro cuando se aplica a guarderías desde la más tiernísima edad del ciudadanito. Y como, por otra parte, no siempre hay abuelos, disponibles o no que sean, lo de traer hijos al mundo, tal como está, viene siendo una decisión casi admirable, entre la imprudencia y la temeridad, que barnizamos con un optimismo Disney, por más que muy resistente no quede.

Para remate, el sustazo de la pandemia.

¿Y no se entiende, terminando agosto, la premura, la inseguridad y la desconfianza en el ánimo de los “progenitores”?   

martes, 25 de agosto de 2020

Con tan desatinadas normativas,

 

puede que se subleve,

que ya lo vamos viendo,

la parte más inquieta del rebaño,

por mor de un acre tufo de pastores

que urden sustos, que diseñan apaños,

metiéndonos a todos en un puño

el corazón que, encogido, nos queda.

 

Predicando mentiras y torpezas,

van los barandas que llamamos jefes;

dando bandazos con las decisiones,

ignaros y perplejos. Remolones.

 

Con esta panda desarticulada

que casi todo el tiempo

sólo ofrece el ejemplo

de soltarnos chorrada tras chorrada,

¿extraña que sintamos

que no son de fiar?

¿Que también como ellos,

 quieren volvernos locos

de atar?    

domingo, 23 de agosto de 2020

A ojo de buen cubero

 

20 años hará que el caballete que te regalé, porque ibas a pintar (lienzos, útiles diversos, maletín de diseño), ha permanecido en el porche de casa.

Parecía un poco decepcionado por el efímero interés que recibió y la escasa duración de aquel amago de actividad aficionada. Yo lo dejé estar, que apenas ocupaba un sitio y al cabo más era ya elemento incorporado a la decoración que estorbillo a derogar, como ley obsoleta y caducada.

De cara hoy a zafarrancho próximo de pintores (qué coincidencia), lo he llevado, con paso nostálgico, al garaje de la “trike”. Quédese allí por ahora y ya veremos. O ya verás cuando, con otras señales, ahí estará esperándote.

 

Pero no voy a eso. Voy a que toma una vida – y más, si más hubiera – ir encajando los cambios y los amores. De éstos hay que, aun abollados, son como de acero inoxidable. Y, para los que han ido resultando de paso, aunque varios años duren, tienes Irene, de momento, la típica joven reacción algo alterada y el quizá balance desdeñoso o negativo; pero luego, será mejor que queden las luces que no las sombras.

Y ya si eso, el tiempo, que algo nos madura a todos, te irá asentando, equilibrando el análisis, para que tenga, en general, menos rigor.

Yo que, como sabes, aun jugándomela estoy de tu parte, ya sé que voy a quererte siempre. Incluso cuando te escaqueas.  

sábado, 22 de agosto de 2020

"Beatus ille... "

 

Frente al mar, en la mesa ovalada

que ampara con su gracia afortunada

la blanca lona de nuestra sombrilla,

me deslumbran el agua y las cuchillas

de las crestas de espuma que en la estela

de un balandro son como una acuarela.

Doblado azul con las gafas de sol

en la atlántica tarde y en el cielo.

La mirada, inundada de luz;

la brisa retozando con el pelo.

 

--¡Qué vida llevas! Sueños, musarañas…

--70 décadas contemplativas…

--¿Quisieras más?

--No sé, con perspectiva,

pudiera ser.

--¿Es casi una morfina

ese “dolce far niente”?

--No sé decirte; pero hay un encanto

calmoso y elegante en la rutina…      

jueves, 20 de agosto de 2020

Metáforas

Trampantojo sutil: está el velero

(modelo “tierra firme” o bien “arena”)

anclado en el gramón. Es la versión

peculiarísima de un don Tancredo

que, en la metamorfosis de una antena,

quedo se está a los cantos de sirena

haciendo oídos sordos con denuedo

a su hechizo y a su fascinación.

 

¿Desafía a los vientos?

¿Con suerte, esquivará los excrementos

que las descomedidas gaviotas,

irreflexivas, lanzan en su vuelo

y pondrán grave riesgo a la blancura

de su astronauta estampa contra el cielo?

 

(El Hipocampo estudia las opciones

de este solemne, inédito artilugio:

su redondel cambiante, su metáfora

misteriosa, elegante, de refugio.)


lunes, 17 de agosto de 2020

Relentes y vaivenes

 

El absorto ojo de buey

luminoso

que aspira a ser frente al mar

mínimo faro orgulloso,

observa, a fuer de curioso,

al alto fantasma blanco

que ha posado en el jardín

su inmoderada estructura,

y que está como añorando

el alma de la palmera

que aún perdura

tras la tala despiadada

que ha dejado en su rincón

(sin casi exageración)

una soledad helada

de tapia desorientada

y desnuda.

 

-¿Fin de ciclo? ¿Cómo ahora,

y 30 años después,

este volver del revés

más de cuatro y cinco cosas?

-Pues falta instalar baldosas.

-¿Y tu sentido común

no presiente, no avizora

el nuevo trastorno acaso?

¿No has escarmentado aún?

¿De prudencia andas escaso?

-Quizás me ha dado un relente.

-¿Y este vaivén de proyectos?

-Reflexionaré al respecto:

espera a que te lo cuente.   

sábado, 15 de agosto de 2020

A la fuerza

 

A todos nos da un aire de mutantes simiescos ese odioso adminículo, incorporado a la fuerza a nuestros atuendos.

La mascarilla.

Hay quien con despecho, con aversión, con desprecio infinito e íntimo sentimiento de humillación, que mal disimula un sentido del humor (de perros), la llama “bozal”.

Descuidados, casi ninguno pensamos que ese horror (tan asumido en países lejanos, con sociedades uniformadas y comportamientos que nos parecían gregarios en exceso) nos pillaría en nuestros acomodados lares de individualismos y pregonadas libertades del desarrollo y los, que también, antojos de la molicie.

Y aunque los más rebeldes, barrocos y frenéticos del diseño han pergeñado cientos, miles de versiones diferenciadas en la estética, para nada quedan resueltas la depresión y la inhibición que la mascarilla causa, al menos en los más sensibles.

--Vamos, que “te se” quitan hasta las ganas de “arreglarte” y salir a dar un paseo.       

 --Percibo un matiz de frivolidad en tu ironía. Pero sí.

jueves, 13 de agosto de 2020

Y:

 

Los que hemos tenido – y eso no es más que suerte – un padre al que sin apenas exageración podemos rendirle la palabra ejemplar, bien hacemos en alegrarnos y conservar los recuerdos y la admiración que corresponden al comportamiento que siempre tuvieron.

Hoy, un abrazo de emoción compartida.     

lunes, 10 de agosto de 2020

Némesis

 

Empuje incontenible o, también, furia desatada.

Lavadora automática, carga superior.

Zafarrancho fundas (teóricamente lavables) del solemne, magistral sillón de orejas.

Sensación de riesgo inminente ante eventual (y ojalá que no) catástrofe de dimensiones todavía por confirmar.

Determinación en el rostro, en los gestos. Mohín asimilable al característico de los toreros, cuando se disponen a ejecutar la suerte suprema.

Concentración. Sobre la marcha, disposiciones, adaptaciones adicionales surgidas como consecuencia de lo que en los conflictos bélicos llaman, con eufemismos casi nada diplomáticos, “efectos colaterales”.

El alterado redactor de estas notas experimenta (con el alarmante y difuso rumor que anuncia grietas emergentes en su estructura psíquica) una extraña inseguridad.

Chiclana de la Frontera. Seguiremos informando.    

domingo, 9 de agosto de 2020

Lapsus

 

Perdón, don Joaquín, que yo,

columpiándome en la luna,

nunca jamás osaría

enmendaros plana alguna

ni título que voacé

dispuso con gallardía

y acostumbrada fortuna.

 

Sólo que la neurona

que custodia esta memoria,

un tanto loca o burlona,

tiene melindres de noria;

y cambió ese “bulevar”

-elegante, afrancesado-

por un “callejón” castizo

sin porqué justificado.

 

Ni dolo ni daño aquí

tienen lugar suficiente

porque no es mucha la gente

que lee los disparates

de este Hipocampo contrito;

y escasos son los orates,

hermanos de cofradía,

que en mis dispersos escritos

me honran con su compañía.

 

Es el propósito hoy

de esta redacción que doy

dejar de todo constancia;

y de todo corazón

os prometo la intención

de una mejor observancia.

sábado, 8 de agosto de 2020

Entramados

 

Con no insignificante frecuencia, me sobreviene la absorta admiración por el entramado que nuestras neuronas, al decir de los sabios que a su estudio se dedican, mantienen en constante actividad, y que nos va dando permanente observación y conocimiento de este “cielo azul que todos vemos” y que resulta que “ni es cielo ni es azul: lástima grande, etc.”

Con entretenimientos variopintos y no siempre de garantizada utilidad, Lady Taladro y el perplejo redactor que se os dirige por aquí, rellenamos en parte ese tiempo que luego, vaya por Dios, nos va a escasear para otros asuntos. Pero, en cualquier caso, no creo que seamos de los  derrochadores más empedernidos.

Por ejemplo, durante jornadas, se gestiona una suerte de árbol genealógico, cuyos pormenores y altibajos presentan en ocasiones hallazgos como Baldomero. He apuntado la posibilidad de resonancias heroicas en el origen de ese nombre. E indagando, hay quien sostiene un vínculo que, siguiendo el hilo, pudiese significar “famoso por su audacia”.

Esta alternativa distaría de lo que nuestra costumbre popular y rústica ha llegado a incorporar con el tiempo y el uso y la, llamémosle, distribución agraria y/o campesina.

-¿Esto es la olla que se os va?

- Pudiera ser, pero no me interrumpas.

Porque también días hay en que el archivo nos desentierra canciones que no siempre hemos celebrado, antes bien, lamentables ejemplos de la segunda y tercera división, perforantes leznas contra el cerebro y el paladar que deploramos y, para nuestra desdicha, son pegajosas muestras difíciles de eliminar durante demasiados minutos.

En cambio, por mi cuenta, esta mañana, recordé la melodía deliciosa y simbólica que fue “TELSTAR”; su carga, todavía ilusionada, de promesas para el que iba a ser el futuro. Luego, es lo que os contaba de las neuronas, sin lógica, o tal vez con ella, se me juntaban las notas que Joaquín de Úbeda, tan arcipreste falaz como es posible, destiló como “El callejón de los sueños rotos”.

-Eso es el escarmiento, que no cesa.

-Eso es así.

jueves, 6 de agosto de 2020

Contra la máquina

Estoy haciendo pruebas.

Contra las añagazas del Internete.

Malicio huidizos recorridos, sesgos repentinos, cambios experimentales en mis más familiares jugadas con ese endemoniado ajedrez que siempre me desborda. Si bien admito cierta dependencia que mis propios caprichos de orientación suicida han ido acumulando en estos años, íntimamente reconozco nuestra recíproca aversión, la insatisfactoria divergencia de espíritu (si las máquinas, todopoderosas aunque miserables, lo poseen) que nos distancia: más diría, que nos opone. Esa especie de incomprensión mutua que aflora enseguida cuando, y siempre de manera aprensiva, intentamos una diplomática aproximación.

Nuestra relación (pedregosa como el habla de mis antepasados de Puente Genil) erizada de agravios de ida y vuelta, salpicada de desencuentros, malos entendidos y sinsabores, dista escandalosamente de ser, no digo ya fluida, sino meramente aceptable en términos de elemental funcionalidad.

Preveo una larga cadena de reveses cuyo final, ya escrito en páginas lóbregas de nuestro aciago destino, nos abocará a extremos impensables de violencia, a tumultuosas disputas y a un residual y postrero desdén que servirá de colofón a nuestras desgracias incomparables.

Sé que mi pulso contra la máquina es perdedor. Pero lo siento decidido, firme, como lo fueran los espartanos en las Termópilas; y sucumbiré con honra, mientras mis despojos a mis deudos regresan sobre el escudo.   


miércoles, 5 de agosto de 2020

No refieren si bruma

No creo que sea porque este amanecer tengo enfrente la luna, llena estos días, que en pocos minutos más va a hundirse en el agua. A perderse de vista.
Las neuronas. Que dicen los oficiosos, los enterados, los que toda clase de información y noticias, ventajosos manejan: los más presuntuosos analistas. Digo que dicen que el viaje, desde Madrid, hizo escala en Sanjenjo (Sanxenxo, en el dulce habla de Galicia) y luego, pasando por Oporto, cruzó el mar hasta un paraje en el Caribe dominicano.
No refieren si bruma, pero abandono y soledad, de seguro, Sire. Y que no sufren --¿qué si no, de los mediocres y los envidiosos? -- vuestro modo de amar a las mujeres y al dinero. Los peores hipócritas, que tan muy por debajo en estilo, humor, seducción y no digamos ya la alcurnia que hace dinastías con los apellidos y los títulos, víctimas de idénticas tentaciones aunque solapados, más a hurtadillas y, ay, con siempre posibilidades menguadas al lado de las vuestras.

Y como no hay enemigo pequeño y ha crecido a innumerable el contingente de los que os acosan, ahora con ruin regocijo se ensañan en derribaros: los escrupulosos de las conductas ajenas, los jueces fariseos "impolutos", los entomólogos de la moral. Los que rompen todos los platos a la mínima ocasión de venirse arriba.
La melancolía es un veneno, o un elixir, fino. Por lo que sea, me vienen este amanecer a la memoria grabados, relatos de tiempos idos, la ilusoria imagen del que debió ser el último tren en Canfranc.   

martes, 4 de agosto de 2020

"Zarandeados por el destino"

Contrariamente a la creciente talla
que el contorno del Hipocampo exhibe,
la sólita, del "blog", tipografía
en un obstáculo imprevisto encalla.

Lúcida, de inmediato, lo detecta
-- desde lejos, Villalba, nada menos --
la visión del letrado a la que afecta
este trance que me es del todo ajeno.

Sucede que los hados nebulosos
que en Internet trazan los laberintos
han decidido cambios caprichosos
con resultados, claro está, distintos.
Conque heme aquí, de zozobra transido,
un don Tancredo ante su Minotauro,
procurando seguir como he seguido
con coordenadas que apenas restauro.

Brújulas y sextantes de que otrora
avezados marinos se servían,
con la informática devastadora
ya ven perder toda su gallardía.
Y es tanto el mar de males
y tan traidores los hectopascales
que, entre tal felonía y desacato
y el Destino que así nos zarandea,
sentimos que nos dan liebre por gato
y nos hacen bailar con la más fea.

Para tipos de letra tan pequeña
no sé ya si buscar un catalejo.
¿Vestir ruda estameña?
¿Tocarme con lepanto y barboquejo?

Nono, no desanimes
y oponte con firmeza
cual varón de una pieza
a cuanta adversidad hoy nos oprime.