Trampantojo
sutil: está el velero
(modelo
“tierra firme” o bien “arena”)
anclado
en el gramón. Es la versión
peculiarísima
de un don Tancredo
que,
en la metamorfosis de una antena,
quedo
se está a los cantos de sirena
haciendo
oídos sordos con denuedo
a
su hechizo y a su fascinación.
¿Desafía
a los vientos?
¿Con
suerte, esquivará los excrementos
que
las descomedidas gaviotas,
irreflexivas,
lanzan en su vuelo
y
pondrán grave riesgo a la blancura
de
su astronauta estampa contra el cielo?
(El
Hipocampo estudia las opciones
de
este solemne, inédito artilugio:
su
redondel cambiante, su metáfora
misteriosa,
elegante, de refugio.)
❤
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