sábado, 3 de septiembre de 2022

La trampa

 

De entre las canalladas que se perpetran, es singularmente escandalosa la dinámica instaurada (con pretensiones de que la asumamos como algo inapelable a lo que hay que resignarse) que engorda salvajemente, con estilo de mafia y crimen, a los Estados/gobiernos de turno, a costa de sangrar sin límite al contribuyente, al personal que expresamente proporciona siempre el andamio necesario sobre el que la desvergonzadísima proliferación de los parásitos construye sus instancias extorsionadoras.

Con inservibles hipocresías aspiran a engañarnos. El asunto, la gravísima desconsideración y el abuso al que se nos somete son inocultables y ningún cuento chino nos vale como explicación.

Rebájese la burocracia, el gasto derrochador y clientelar que compra apoyos electorales, la intención corruptora que quiere arruinarnos para luego hacernos subsidiarios dependientes de las puercas migajas miserables que procuran extender el silencio y la humillante precariedad.

Las “paguitas”, las “ayuditas” no son otra cosa que un modo rácano y pringoso, arbitrario y discriminador de sobornar a quienes (a este paso, la mayoría) son empujados al naufragio y a diversos grados de pobreza.

España, Europa ¿tienen que ser esta trampa, esta mierda?                                                                                   

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