Parece que en Bruselas consideran
que la malversación es tal delito
que no proceden los “paños calientes”
ni los escandalosos finiquitos.
¿Y qué dirá nuestro Perro de eso?
¿Que “a
otro perro”, tal vez, “con ese hueso”?
¿Cómo contentará en ese supuesto
los rudos e insaciables apetitos
de esos sus delincuentes favoritos
que le apañan los mimbres de su cesto?
De su nula vergüenza no se espera
la más pequeña rectificación.
¿Qué conejo saldrá de su chistera
para continuar la borrachera
de las mil canalladas sin fronteras
que promueve su prevaricación?
Sus más fieles palmeros
confían en su cínica divisa
de “chulito piscinas” que sin prisa
encontrará otros trucos mamporreros
con los que prolongar el gallinero.
¡Votad, nenes, que no os dé la risa!
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