Absolutamente
imperdonable.
Porque
se ha dicho repetidamente que en España hay muchos más funcionarios por
población que en cualquier otro país “de nuestro entorno”, que es una de esas
frases empachosas que machacan nuestros oídos.
El
remoloneo ibérico del funcionariado es histórico. “Vuelva Ud. mañana” ya se hizo célebre en las ventanillas de antaño
con clásico descaro, para echar balones fuera y demorar el cumplimiento que el
ciudadano, con derecho, reclama, PAGANDO SIEMPRE TODO EL GASTO, a menudo
incontrolado y despilfarrador, de unas estructuras que se tornan más ineficaces
cuanto más sobredimensionadas.
La
excusita de retrasos añadidos por el efecto de la pandemia tiene algo de
miserable, porque el “cuello de botella” del que se nos habla no parece haber
interrumpido en cambio la percepción de los sueldos de esa cáfila con ribetes
de casta intocable.
Por
otra parte, la intención urgente de empujarnos a todos a digerir las mañas de la
tecnología, como parche colaborador y requisito inapelable, es simplemente un
discurso canalla que suena a abuso mafiosete.
Los
jefes, los “responsables” suelen responder poco y dimitir nunca.
¿Dónde estará el límite de la paciencia, que se nos pide elástica, antes de que asomen los francotiradores por las azoteas?
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