pobres
criaturas, como están cansaditos de “velar por nosotros y por el buen
funcionamiento de la Nación”, esta vez no han tenido energía para dejarse ver
por los lugares que andan sufriendo las calamidades de los incendios, la sequía,
etc.
Para
dejarse ver (las televisiones, tan sumisas todas, siempre lo publican) y para,
al menos, fingir, haciendo un paréntesis en sus vacaciones, que se solidarizan
con los damnificados.
Rueda
por ahí una explicación verosímil: que no es que sean unos frescos (y unos
vampiros, a sus horas) sino que los cohíbe la certidumbre de que serán
abucheados e increpados por los vecinos, y eso les resulta incómodo; aunque si
se portasen bien (que no) esos mismos vecinos acogerían la visita con una
gratitud y cordialidad ahora imposibles, que está la gente más que harta de
teatrería miserable y promesas siempre incumplidas.
Nota
a pie de página: no sé bien si ésa era la de cal o la de arena. Sed pacientes,
que mañana Dios mediante, daremos curso a la que no es hoy.
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