Adelanta tu trote jubiloso
a mi insistente paso que a diario
hace ejercicios de septuagenario
a ritmo sosegado y decoroso.
(Como cualquiera de mi quinta sabe,
éste es un pulso a fondo asaz perdido
al que indeciso me he comprometido
ante el galeno que orienta mi nave.)
La brisa que acaricia tu melena
cuando con trote jubiloso pasas,
tras de ti, y aunque escasa,
dispersa una fragancia de azucena
o un perfume de algalia
o de odalisca arábiga y de dalia.
Yo juego mentalmente a componer
rimas con las palabras descolgadas
que en los maravillosos diccionarios
describen a las hadas
que adelantan mis pasos a diario.
Brillantes versos, querido. No los dejes.
ResponderEliminarHadas y odaliscas, dalias y azucenas... salino perfume de mar.
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