Envuelto en “pudoroso” anonimato,
discrepas de mi texto de anteayer.
Pues no tengo el honor
de tu nombre saber,
poco se puede hacer
que no sea buscar 3 pies al gato.
Pero agradezco detalle y talante
-que intuyo progresista y diletante-
de dedicar tus minutos perdidos
a enderezar mis renglones torcidos.
Emboscado lector: mi sugerencia
(que a un natural respeto va y se atiene)
es aplicar la cristiana paciencia
cuando estas reflexiones no “te suenen”;
y más, que no te escuezan
los arrequives que en mi “blog” rubrico
y que, como insistentes villancicos
de Navidad, me rondan la cabeza.
Mi estimado maestro
ResponderEliminara su irreprochable texto
y su léxico culto y distendido
(al que habitualmente sigo)
doy acuse de recibo
sin estar a la vez sorprendido
y confieso que contento
por corroborar que su sino
es tolerante y no ladino
(sin duda le honra ese aspecto).
De mi anonimato discrepo
no soy del pudor amigo
ni tirar la piedra pretendo
es cuestión de que no domino
estos mundos circunspectos
de pantalla virtual y logaritmos
Tampoco considero renglón torcido
ningún pensamiento acaso extremo
ni torturo ni condeno
al no coincidente con el mío
pero si considero un desatino
impropio de un narrador excelso
escudarse en un pretexto
mas proselitista que genuino
para sacar del aparcamiento
a un auto obsoleto (y sombrío)
y ubicar el propio, polvoriento
sin caer en el intento
de la contradicción por derecho
que tampoco recrimino
pero si que analizo y comento
cuando considero que el talento (divino)
está de por medio.
Y me despido, dicho esto
no quiero ser tábano molesto
ni mosquito viperino
con mi reiteración de que lo admiro
espero no sea censor severo
de mi ripio inconexo
ni a la suela de los bocetos
que usted le recita al amor supino
al Atlántico y al erotismo
a los manjares y al vino
y a los políticos ineptos
de un solo bando concreto.