La
creciente prepotencia, la soberbia, los desprecios de los actuales barandas al
mando contra todos nosotros ponen el pelo de punta. De estricta actualidad, el
tufo a “mis ovarios, sobre la mesa”
de la encargada del ministerio de transportes, flanqueada por otras dos de
similar jaez. Autorizada y respaldada por el nefasto Pedro, jefe máximo, es
decir, responsable (¿y por qué no, culpable?) máximo. Que la nombró a dedo o
con el subterfugio de la cuota, y ahí en el cargo la sostiene para insultar y
calumniar a los camioneros.
Lo
que se está pidiendo es que haya un arbitraje decente e imparcial entre los
explotadores y los explotados, que defienda a éstos de aquéllos. Que ese
arbitraje elimine, o al menos reduzca con rigor, los demasiados eslabones
intermediarios en la cadena esa de la que tanto se habla. Porque los dos
eslabones de verdad indispensables solamente son el primero y el último; y lo
que se pide es que si hubiere, por necesidad, que considerar algún otro
eslabón, venga OBLIGADO a mantener su razón de ser y su intervención dentro de
unos términos de vigilantes y vigiladas proporciones.
Lo
que se pide es que haya buenas leyes y que se cumplan; y que se saquen las
mafias del sistema.
¿Subvenciones
como de costumbre, canijas, transitorias, que pagaremos entre todos? ¿Con
requisitos burocráticos infinitos para casi imposibilitarlas? ¿Hipócritas
trocitos de tarta de consolación para despistar y para maquillar el engaño? Y
los millones de españoles (familias, pensionistas, jubilados, personas que no
pertenecen a los sectores laborales acreedores teóricos a las “ayudas”) que
quedan fuera, ¿que se jodan y sigan pagando precios de atraco?
Ni
los que buscan tres pies al gato ni los que se andan por las ramas van a la
verdad nunca sino al estorbo y al ruido.
Y
si los gobernantes, mintiendo bellaco modo, después de perder el tiempo con
reuniones inútiles, no resuelven los problemas, hay que echarlos de los
sillones. Urgente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario