martes, 8 de junio de 2021

Un destino alternativo

 

Orondo y republicanote, aunque sin resolverse a ser abiertamente campechano, el señor Junqueras expende (con palabras tranquilas y casi sin alterarse, con escasas concesiones al tumulto verbal) la mercancía de sus propósitos que, como el movimiento se demuestra andando, solamente engañan a los ingenuos, los imbéciles y los que parecen ladinamente interesados en aparentar que le creen.

Quiere hacer con el público eso que ahora con irritante frecuencia llaman pedagogía, lo que, en la seudopolítica presente, vale por lavado de cerebro metódico para que el personal vaya tragando con las numerosas ruedas de molino que se le proponen.

Quiere convencernos de que los graves delitos que comete, y por los que le han metido en la cárcel, son apenas comprensibles aspiraciones que irán calando como el mensaje de un profeta, de un “gurú”, para lo cual insiste en las frases sencillas y el tono a medias rumoroso.

Pero se ve que el encierro ya le aprieta. Así que, por si ayudara, acaba de formular un cambio de dirección, un destino alternativo: ahora plantea que sean los suyos, cuando antes eran los otros, quienes “se metan los indultos por donde les quepan” (sic).

¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!                          

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