Como
del miedo, de algunas cosas más también se podrá decir que son libres: por
ejemplo, la suspicacia, sobre todo cuando se carga de fundamento.
Así
que llama la atención que de vez en cuando, y como para cambiar radicalmente el
rumbo del barco, el previsible y se diría que natural rumbo, sale algún
gracioso siniestro y se saca de la chistera un conejo “ad hoc”.
Los
conejos, se ve que pueden ser de distintos tamaños: desde unos envíos por
correo ahora hasta un atentado a trenes en la estación de Atocha, cuando entonces.
Luego, todo se investiga peor o mejor.
O
será que igual andamos suspicaces, paranoicos, incrédulos a destajo y con
fundamento porque “la abuelita”, alias Fernando Simón, repite impasible sus
peculiares puntos de vista con cada nueva mutación del virus que, socorro, nos
traen las noticias.
Querido maestro: no veo muy acertado, por no decir poco ético, el símil entre un conejo-señuelo y la matanza de Atocha. Dicho esto desde el respeto y el cariño que se te profesa. Salud y un abrazo desde Aluche.
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