jueves, 29 de abril de 2021

Los cristianos y los leones

 

Con alto escándalo y casi insuperable repercusión, la emisora especialista del cotilleo en la “tele” nos hace llegar, estas semanas, el espeluznante relato que faltaba para redondear la noticia de una sonada y larga peripecia.

Los numerosísimos casos que se ven reflejados en tal relato ponen de manifiesto la extensión de esta variedad particularmente repugnante dentro del arco criminal que machaca nuestra sociedad y nuestra convivencia.

Y por encima del tufo mercantil que acompaña siempre la difusión de estas desgracias, cabe subrayar un aspecto, no el menos perverso, del mosaico:

 

Durante veinte años, la legión de avezados entrevistadores y periodistas con o sin comillas, con o sin cartilla, se tragó sin pestañear, o lo fingió, lo que ahora resulta una gigantesca patraña. ¿No se comprobó nada? ¿Nadie verificó semejante aluvión de truculencias?

Habrá que concluir que de manera interesada, es decir culpable, todos o casi todos hicieron la vista gorda, no tanto confundidos por la burda maniobra de un manipulador como complacidos en el regodeo asqueroso del morbo y en la idéntica afición linchadora del público consumidor.

Y más, que dicen que la cara es el espejo del alma, no siendo posible que pasaran desapercibidos los rictus, los gestos, la hipocresía, el cinismo y el sarcasmo de falsa autocompasión y retorcidas sonrisas en unas acusaciones donde sobraba teatro y abundaba el más ladino y fariseo de los estilos.

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