martes, 29 de diciembre de 2020

"Verlo de venir"

 

Aunque vivimos rebozados en un ampuloso catálogo de leyes de toda laya y condición, se ve que todas ellas, o las más, abundan en coladeros objetivos, o bien la aplicación subjetiva de tales leyes va dando ocasión a que, Pacheco dixit, la Justicia sea un cachondeo.

Familiarizados así a la fuerza con un estado de cosas que lleva camino creciente de despelote, el asunto de los “okupas” no es de los menos vistosos y (con demasiada frecuencia) resulta malamente “disculpado” de cínica necesidad, extendiendo su ruinosa mancha de aceite que, para colmo, parecen amparar ciertos politicastros del “Directorio”.

Sea por dejación de según qué funciones o por las dificultades y lentitudes que refitoleros requisitos administrativos y/o judiciales condicionan el tratamiento de ese delito, a los ciudadanos perjudicados les va quedando poco más que la paciencia impotente, más o menos desesperada, o la, poco a poco, natural consideración de que lo mismo habrá que “ponerse las pilas” y actuar.

Nadie seguramente se atreverá a sostener lo de tomarse la justicia por su mano, que más se entiende como comportamiento, a veces legendario, de, por ejemplo, el Oeste americano, mayormente reflejado en el cine. Pero eso es porque no tenemos tanta memoria de Fuenteovejuna, que es referencia mucho más nuestra y literaria.

Con todo, no andará ya lejos el día en que, mediante linchamiento o proceder de “ajuste” así de drástico, las noticias nos informen de algún suceso sin retorno que, como de costumbre, se comentará con el escándalo y los aspavientos típicos de nuestro tiempo, con el residual llanto y crujir de dientes, tan lamentablemente a toro pasado.

¿No queremos, por ahora, “verlo de venir”?                                       

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