Telemorbo plantea su nuevo método de tortura y humillación contra sus propios empleados/colaboradores a los que cubrirá de oprobio comprando con dinero tentador su creciente y sucesiva disponibilidad para el desguace físico y mental, lateralmente alentado por la codicia.
El
novedoso “formato” avanza un paso más en la senda de la degradación
groseramente camuflada como espectáculo, de tal manera que la crueldad del
circo romano del Imperio, con suerte, vaya quedando en poco más que un juego de
inocentes criaturas, en un “delicioso” entretenimiento de masas que,
intoxicadas y seducidas, por anticipado se frotan las manos ante la sádica
evidencia de que “cualquiera tiene un precio”.
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