-Si yo fuera votante de Casado
reconsideraría mi postura
al contemplar con cuánta caradura
de su socio Abascal ha renegado.
Hasta el tocayo le llamó “brillante”
al desplante ocurrido el otro día,
porque en este apagón una bujía
ya le parece una antorcha de antes.
Pero lo que demuestran estas mañas
-cálculo y estrategia y maniobra-
es la facilidad de “hacer la cobra”
que tienen los políticos de España.
A este Pablo que, descafeinado,
pretende ser un líder de derechas,
¿habrá que preguntarle con sospecha
qué clase de tabaco se ha fumado?
¿Es desaire o elemental traición
dejar tirado como una colilla
al que en Madrid, en Murcia y en Sevilla
le aseguraba del mando el bastón?
Y cuando se ufanaba
de conseguir que Vox y Ciudadanos,
aun con melindres, se dieran la mano,
¿este renuncio era el que preparaba?
Que aunque Santiago, atónito, asegura
(a pesar de la fea jugarreta)
que no va a retirarle sus apoyos,
lo cierto es que ha quedado como un jeta
mudable, de dudosa arquitectura
y, de paso, un aprendiz de escollo.
-Ya te digo.
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