Un tiempo encapsulado, suspendido,
que a nuestro rumbo pone una sordina
y un freno inesperado y no querido.
Opciones descartadas y deshechos
los más sencillos planes de costumbre,
ahora sujetos a la servidumbre
del tostonazo de la mascarilla
y de la incertidumbre
de cuánto tardarán con las vacunas.
¿Y en este tropezón de la Fortuna
no hay más que echar quintales de paciencia?
-- "Nueva normalidad": menudo timo. Y el "ocurrente" que parió el nombrecito... "pa" ponerle una medalla.
-- No estás de buen humor.
-- ¿Tanto se nota? Hoy tendría que estar Pamplona en todo lo alto.
-- Ya ha sucedido en Sevilla, en Valencia, en Madrid...
-- Mal de muchos.
-- Así que A. y A. quienes cada año huían prudentes del trastornazo del chupinazo, etc. quizá por esta vez han permanecido en la ciudad.
-- Es posible. Pero hay una resistencia que, contra la melancolía, acumula energía para con creces recuperar el empuje de estas fiestas, desquitarse, el año próximo.
-- O cuando Dios quiera.
-- Ya te digo. La vida tiene su aquel de recalcitrante. Si hasta al ficus que tuve que talar en septiembre, le han brotado 14 o 15 hojitas nuevas...!
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