Se diría que es burla del Destino
o una impropia ocurrencia, un desatino,
que le tocase en suerte ese apellido
-- tan litúrgico y sacro y bien nacido --
al rabiosete hereje comecuras
que muestra ser, con sórdidos gruñidos
y ostensible carencia de finura.
¿O fue el propósito de un homenaje
que unos progenitores fabulistas
hicieron a un nombrado socialista
y en el Registro, un cambio de plumaje
alteró la verdad de su linaje?
Lo cierto es que llamarlo de ese modo
una finta parece o paradoja
que acaso le origina una congoja
como el calambre de unos electrodos.
Le vienen grandes cargos y chaquetas
a esa calaña, asaz descamisada,
de prédica enojosa y de coleta,
y a ese rollo que se ha quedado en nada.
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