No nos sorprende el descaro con el que manifiestas tu loca condición de bestia parda. Porque el mal olor que desprende ya nos viene llegando a rachas durante estos años.
Ahora, más abiertamente que en otras ocasiones, creyéndote -- aprendiz de tirano estúpido -- el amo del medio de difusión que te ha encumbrado, con tu enhiesta soberbia de mediocre que rezuma el revanchismo del postizo éxito visible, afirmas colérico que no tolerarás y que, por cualquier medio a tu alcance, impedirás que en tu presencia alguien se atreva a decir lo que te es contrario.
Con demagogia y con encarnizamiento ideológico, sectario fanatismo y vestido con uniforme que quiere dar a tu mofa tintes militaroides de parodia y desdén, el plumero de tu trivialidad de rancia folclórica se te petrifica enquistado en las cuentas pendientes que la bajeza incuba siempre contra el mundo.
¿Un energúmeno que juega a despistar con seudosuperioridad barata? ¿Un manipulador que trampea con los argumentos?: venga ya, "presentador".
Burlarse de una persona ofendida es un hábito muy feo. A la ofendida sólo le quedó decirte que te burlases de la madre que te parió, hombrecito.
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