Fuera de los que siempre rechinan, poca gente quedará tan "ilusionista" como para sostener que el camelo del estado autonómico no es un engendro inoperante.
Y puede ser que ni siquiera el escarmiento que por erigir tal dislate nos corresponde (ahora que el Destino nos pone a sangrante y exigente prueba) nos haga recapacitar ni, mucho menos, dar marcha atrás en lo que nos convendría.
Así que, cansados del "escenario" y de las demás consignas agotadoras y las repeticiones que los mandamases nos predican, ya vemos lo que hay: confusión, mensajes contradictorios, informaciones sesgadas y quizá ocultadoras de parte de la realidad, para que el pánico cunda un poquitín menos... y los saboteadores de costumbre que, ni en esta crujía, tienen la decencia de deponer sus piojosas murgas "peculiaristas".
Lo que tenemos encima va a ser malo, malísimo; y no es seguro que ayuden las hipocresías optimistas y la pedagogía infantiloide que destilan los más incorregibles medios de difusión.
El personal, poco disciplinado de suyo, en estos tiempos de pasotismo, no tiene por costumbres el rigor y la responsabilidad. Ojalá resulte que da más de sí de lo previsto.
O quizá yo lo veo turbio porque ya, desde hace décadas, estuve en CRAG que era un paradigma de los "grupos de riesgo".
Y conste que, en casa, no nos hemos excedido en la compra de papel higiénico.
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