Soy el desobediente
que, en el secreto a solas de la alcoba,
incumple algunas pautas exigentes
de la alarma vigente en el Estado.
Y, vale que en privado,
por ejemplo se salta
la "distancia social" y normativa
con propia y personal iniciativa:
Mis besos te visitan
-- confinado en tu cuerpo y sus rincones --
los rizos del cabello por tu cuello;
los rosados pezones,
las axilas de seda,
el sosegado valle de tu talle.
Más tarde, satinada,
la redondez hermosa de tus nalgas
y luego, como un juego,
apasionado o sabio,
la colección diversa de tus labios...
-- ¿Así de aficionado
por ventura sigue Vuesa Merced?
-- Si la ocasión se ofrece,
¿no puede ser verdad lo que parece?
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