Me demoro encantado contemplando
la suavidad lunar de tu trasero.
No es cuestión de experiencia
ni de estadística que no atesoro
y ni se acomodara
a mi edad, mi talante y mi decoro,
a pesar de que digan lo que dicen
algunas opiniones y rumores
que emitieron ciertos observadores
de un pasado galante imaginario.
Mas lo que sí sostengo,
basándome en profundas convicciones,
es que tus seductoras proporciones
le dan razones a mi corazón,
palabras que rimar,
cuando después del baño, como Venus,
sales del mar.
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