de "Jefa por accidente" no se ha consentido una sola grieta para la sorpresa, y hasta la abultada obviedad de las "casualidades" logra que esta historieta (algún gramo de drama, sentimentalote y facilón) sea lo que seguramente pretende: el pretexto para que López luzca "la armonía de sus contoneos" y resulte nuevamente el relevante ejemplo de mujer latina (sobreviviente incluso al desmán de las pestañas postizas) al que responden casi siempre los personajes que va interpretando, año tras año, y que de modo prudente reivindican la lucha y los meritorios ascensos femeninos en los escalafones sociales, económicos, etc. de nuestro sufrido presente.
La "peli", fácil como dicen que es pescar en un cubo, tiene la corrección de hechuras y el acabado de contenido lujo industrial que garantizan que, en el desenlace, las perdices estén servidas para el más complaciente confort de los espectadores y para que nuestra mente descanse entre los algodones de un metódico y suavemente perceptible proceso de evaporación.
Y con todo, por personales razones, ahí está el pellizco cuando suena una versión en voces de mujer de otra de las canciones hermosas e históricas de Paul Simon, que ya anticipaba nostalgias, anhelos no resueltos, la hermandad intergeneracional ("Kathy, I´m lost... empty and aching and I don´t know why") con los dulces venenos decadentes y la compartida sensación de no encontrar hacia dóndes ni hacia qués, pese a los inútiles resplandores, bellos y nihilistas, de los cantautores poetas, Cohen, Dylan, el propio Simon... intentando abrirse paso por entre los velos de los sonidos del silencio satinado de la soledad.
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