Impresionante de majestad y belleza, la actriz protagonista de "María, Reina de Escocia" oscurece el resto del film, por más que éste se sostiene con solvencia y méritos apreciables.
La expresión del rostro, los imperiosos matices de la dignidad y el orgullo del abolengo y la preeminencia, la jubilosa seducción, la firmeza denodada, la convicción del origen, el destino dinástico como un propósito inapelable al que se dirigen todas las razones, incluso las "armas de mujer", llegado el caso, dibujan con esmero un personaje esplendoroso cuya caída, entre los resortes terribles de la conspiración y la lucha despiadada por el poder, queda por contraste más dramática y perfecta para que no podamos perdonar a sus enemigos.
Un gustazo para los sentidos, unas voces impecables de los actores de doblaje y una vuelta en la elasticidad del Z3 que baña la luz de Cádiz, maravillosa, de las siete de alguna de estas tardes, prematuras precursoras de primavera.
--... "morao" de cine.
--Más bien sí.
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