Una deplorable mezcla de tristeza y escándalo.
Barcelona, y no sólo ella, hoy está profanada por los terroristas de las capuchas, alto ejemplo de nobleza y gallardía, y la infumable conducta de los políticos implicados en esa grandiosa "merdé". Enhorabuena.
Aunque tanto va el cántaro a la fuente...
No son terroristas Rodrigo, es peor aún...son españoles... Jordi Puyol ya tiene la generación que un día soñó...El huevo de la serpiente ha eclosionado..
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