Tu inexplicable invasión imprudente,
de todo punto incauta e indecente,
burlando cuanta malla protectora
hay instalada ahora
en defensa de puertas y ventanas,
esta misma mañana
tal ocasión de tu deceso ha sido
que en el más hondo abismo del olvido
tus andanzas y vuelos
han encontrado fiera sepultura,
ajustando tus cuentas con usura
el finísimo velo
de las letales gotas de ese "spray"
(que es lo mejor que en estas lides hay):
formato que dio fin insecticida
a tu efímera y desalmada vida.
Baste decir que, entre cristal y malla,
quedaste a mi merced en la batalla.
Así que aviso a moscas navegantes:
no encontrarán aquí
vuestros atrevimientos ambulantes
respuesta que no sea
indómita pelea
y un contraataque firme y fulminante.
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