No escarmientan los melindrosos de la corrección política ni los cínicos del ancho del embudo, que suelen traer la hipocresía instalada ya de serie, cuando suben a la estratosfera el listón de sus exigencias y, a la postre, se encontrarán con un arma de dos filos, con un efecto boomerang o con un salivazo que regresa del cielo para caer sobre los mismos que lo lanzaron.
Notable muestra de ello ha exhibido Delgado en el "desayuno" de ayer, encharcada de manera creciente en un patético balbuceo sembrado de pausas alargadas en vocales dubitativas y con una galaxia de puntos elusivos/suspensivos que esmaltaban sus canijas explicaciones y su laberíntica imposibilidad de quedar no ya bien, sino mínimamente regular, enfrentada a ese reguero de declaraciones, opiniones, etc. que, por más que hechas en privado, "no tienen pase" en estos tiempos de refitolerías léxicas y que sólo han resaltado lo agónico de una situación que mal parche tiene, entre mentiras, devaneos retóricos y fintas de la peor calidad.
Luego, durante su reprobación en el Senado, la Delgado tampoco estuvo fina sino inflamada en unos modales descompuestos y unas abruptas destemplanzas que ponen de manifiesto la discutible, por decir lo menos, conveniencia de su fichaje.
Por su parte, redundando en lo díscolo del estilo, el retintín de Carmencita subrayaba la terminación en A de su cargo, costumbre hoy día predominante a fuerza de enredar los diccionarios con las ideologías caprichosas. En cualquier momento, a la vigente (que no vigentA) vicepresidente (que es la criatura, que no el criaturO, que vicepreside, bobina) la llamaremos ¿para darle gusto? CalvA.
¿Se sentirá más importantA así?
En ilación a la asignación actual y oportuna de "el Jefe" veo que compartes lo insinuado en días anteriores.
ResponderEliminarSi me sigues el juego tengo serios candidatos(as) para el segundo tema de tu incunable del 2006, aunque veo difícil no molestar a algún colectivo o cofradía.
Salud amigo y un fuerte abrazo desde Aluche.